jueves, 8 de enero de 2009

PROCESO entrevista a Salvador Borrego

En el ejemplar correspondiente a la última semana del año 2008, el número 1678, la revista PROCESO presentó a sus lectores una entrevista cuya enorme trascendencia alcanza proporciones históricas, por tratarse de una entrevista en la cual el personaje entrevistado es nadie menos que el gran papá ideológico de la extrema derecha mexicana, Salvador Borrego Escalante:





Primero que nada, dicha entrevista le comprobará a muchos que el endurecido literato antisemita Salvador Borrego aún se encuentra vivito y coleando, inclusive con una buena salud para su avanzada edad, y en segundo lugar la entrevista comprueba que Salvador Borrego no ha cambiado absolutamente en nada, sigue siendo el mismo adorador que siempre ha sido de Adolfo Hitler. En la histórica entrevista, Salvador Borrego no deja ver el menor asomo de remordimiento por la basura propagandística neo-Nazi de su autoría, como tampoco intenta responder o justificar las falsedades de su obra que han sido desenmascaradas y expuestas a la luz pública con pleno rigor académico no sólo por Spectator sino por otros autores y grupos investigadores tales como la Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana; y pese a que a estas alturas Salvador Borrego está perfectamente consciente y enterado de que sus libelos de corte indiscutiblemente fascista han contribuído a crearle no sólo a México sino al continente americano su más grave y peor amenaza por su forma encubierta de actuar, opta por fingir inocente demencia a grado tal que afirma no haber llegado siquiera a identificar la palabra Yunque, a la vez que trata de poner distancia de la existencia y las actividades políticas encubiertas de la organización secreta Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara fundada por su gran amigote ultraderechista de línea dura Carlos Cuesta Gallardo diciendo no saber absolutamente nada acerca de las “reuniones íntimas” de estos nefastos grupos secretos. ¿En verdad no sabe absolutamente nada Salvador Borrego acerca de la conspiración nacional que al amparo de sus obras ha sido urdida en su propio país desde Guadalajara por quienes han sido los principales promotores de sus libros, sus máximos admiradores en todo México, y sobre todo sus principales cómplices y benefactores de su obra dentro y fuera del país? Con todo lo que ha estado saliendo a la luz pública desde el año 2000 en que la ultraderecha infiltrada dentro del PAN accedió al poder tanto en Guadalajara como en todo México ocultándose tras las siglas del PAN, ¿no sabe absolutamente nada acerca de la gran conspiración nacional ultraderechista el gran “sabio” que afirma saberlo prácticamente todo acerca de “la gran conspiración judía masónica comunista”? Por si esto fuese poco, con todo el cinismo del mundo Salvador Borrego quien nunca ha ocultado de nadie sus fervorosas simpatías por la ideología doctrinaria del Nazismo insiste en seguir negando -como siempre lo ha hecho- ser un antisemita al igual que como hoy lo hace su homólogo el rabioso ultraderechista barcelonés Joaquín Bochaca. “Distingo muy bien entre una raza y un movimiento político” nos dice con su típico cinismo el mendaz literato fascista. Él (en su cabecita loca) supuestamente no tiene absolutamente nada en contra de la raza judía, pero está decididamente en contra de todo lo que tenga que ver con grandiosa y mitológica “gran conspiración judía masónica comunista”. ¿Qué culpa tiene él de que todos los judíos del mundo entero desde el momento en que nacen y aún antes de hablar estén metidos ya en esa mítica “gran conspiración”? ¡A matar hasta el último judío al estilo Hitler incluyendo a los niños para terminar de una vez por todas con esa grandiosa conspiración “revelada” por el fraudulento libelo Los Protocolos de los Sabios de Sión (contra el cual Salvador Borrego jamás ha tenido algo negativo que decir), pero que nadie diga jamás que Salvador Borrego o Joaquín Bochaca o el destrampado sacerdote Denis Fahey hayan sido alguna vez antisemitas, porque ellos han sido siempre los primeros en negarlo rotundamente! Con esta lógica de que se puede ser y no ser al mismo tiempo, hasta Aristóteles se habría vuelto tan loco como ellos.

Un dato sumamente relevante del reportaje que surge de la entrevista es el hecho de que en la Feria Internacional del Libro (FIL) llevada a cabo en la ciudad de Guadalajara del 27 de noviembre al 7 de diciembre del 2008 se contaba ya con la presencia programada en Guadalajara de nadie menos que el endurecido ultraderechista español Pedro Varela (del cual podemos ver algunas fotos dentro de los trabajos de Spectator), para la cual la casa editora pro-Nazi Ediciones Ojeda de Barcelona (una empresa fundada por un sacerdote “católico” y apoyada por las ultraderechistas organizaciones franquistas Democracia Nacional que hipócritamente usurpa para sus fines proselitistas la palabra “democracia” pese a que históricamente el Nazismo y el Fascismo siempre han sido los peores enemigos que pueda haber de la democracia y Alianza Nacional) había rentado ya un espacio en el que el neo-Nazi Varela daría una “conferencia” para negar el Holocausto (el evento fue cancelado a última hora). La presencia programada del español Pedro Varela (el cual cuando tiene contacto con latinoamericanos se abstiene cuidadosamente de hablar mal acerca de los méndigos mestizos a los que en su faceta supremacista tanto detesta) precisamente en la ciudad de Guadalajara cuna y sede de los Tecos y capital clandestina de la extrema derecha nacional se suma a las muchas otras pruebas que ya existen de que la conjura para resucitar al nacionalsocialismo es de hecho una conjura internacional con sus principales promotores íntimamente ligados de país a país y de continente a continente. Esta es la razón por la cual la lucha abierta en contra de esta grave amenaza es impostergable. No se trata ya de un problema que atañe únicamente a los judíos, se trata de un problema que nos atañe a todos nosotros, querámoslo o no.

Salvador Borrego asienta en la entrevista que, hasta no hace mucho, “simpatizaba con el PAN”, al grado de haber votado por Vicente Fox en la creencia de que “iba a hacer algo” (¿como qué?), pero quedando “decepcionado de él y del PAN” al grado de no haber votado por Felipe Calderón en el 2006, olvidando sin embargo que al igual que otros ultraderechistas mexicanos de la vieja escuela para él el PAN no era de sus simpatías (no tuvo absolutamente nada bueno ni favorable que decir del PAN en aquellos años cuando sacó la primera edición de su libro Derrota mundial), y ahora parece querer lavarse las manos ante el cruel hecho de que dicho partido político está infiltrado hasta la médula por los neo-Nazis que él mismo contribuyó a formar con su propaganda chatarra alabatoria de Hitler y el Nazismo alemán, infiltrado y utilizado para la paulatina resurrección del fascismo que el mismo Salvador Borrego se estuvo encargando de promover por varias décadas. Aunque ahora en forma extemporánea y tardía trate de poner distancia entre él y los adolfitos que sus enajenantes libros en buena medida contribuyeron a crear, no podemos permitirle que se trate de zafar de la parte de la responsabilidad (o mejor dicho, culpa) que le corresponda por tan grave pecado que ahora está obligado a cargar a cuestas sobres sus hombros por lo que le quede de vida.

Sorpresivamente también, al igual que los literatos ultraderechistas clásicos que han hecho una extravagante mescolanza de los judíos, la masonería y el comunismo revolviéndolo todo junto en un gran perol para fabricar la novela de “la gran conspiración judía masónica comunista”, Salvador Borrego ha revuelto al PRI y al PAN (de los cuales dice que “son la misma cosa”) junto con el Banco de México y con Wall Street para formar un concepto abstracto que él llama “la derecha hegemónica” (¿?). Y dentro de este concepto abstracto incluye “desde luego a El Yunque”, lo cual será una sorpresa desagradable para las legiones de militantes ultrafanáticos de la Organización Nacional del Yunque que lo admiran casi como si fuese un dios y que consideran su obra como una revelación de “la verdad suprema”. Sin embargo, lo que él llama “el maridaje PAN-PRI” es un concepto que le copió directamente... ¡a la izquierda!, la cual de hecho fue la creadora del neologismo PRIAN acuñado antes de que el infiltrado PAN accediera a las redes del poder. En el capítulo sexto (La naturaleza del “PRIAN”) de su libro El PRInosaurio: La bestia política mexicana) publicado en 1994, la escritora Manú Dornbierer nos dice lo siguiente:
El sagaz político que es Luis Sánchez Aguilar, presidente del Partido Social Demócrata (PSD) y fundador de la ADESE (Asamblea Democrática por el Sufragio Efectivo), entre otros interesantes organismos cívicos, tiene el don de relatar y explicar lo que sucede en México que se antoja a veces el de un escritor de política-ficción. Sus opiniones están basadas en una investigación profunda de los hechos, gracias a un equipo especializado. Y, apelando a la simple lógica, cualquiera puede, al analizar sus palabras, comprobar que describen con implacable exactitud la realidad, así sean humorísticas y metafóricas.

Conversé con él sobre lo que llama -lo he enunciado ya en estas páginas- “el PRIAN”:
Tenemos que explicar al público que ha surgido en México, y se consolida a pasos agigantados, un nuevo y especial partido político. Tiene doble registro ante el Instituto Federal Electoral (IFE). Recibe doble subsidio. Cuenta con el apoyo de los gobiernos mexicano y estadounidense, así como de la Santa Sede y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y tiene estructura bicéfala. Está copresidido por dos Carlos: Carlos Salinas de Gortari y Carlos Castillo Peraza. Fue fundado por dos Luises: Luis Donaldo Colosio y Luis H. Álvarez.

Se trata del PRIAN, simbiosis del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN). Dos caras de una misma moneda. En el anverso, el partido de derecha, el partido del Estado; en el reverso, el de la ultraderecha, hoy en luna de miel con un presidente a quien en julio de 1988 llamaba ilegítimo y usurpador. En el fondo, los mismos intereses creados y el mismo proyecto ideológico.
Aunque en estos momentos el PAN es el principal instrumento para que la conjura nacional ultraderechista pueda continuar adelante con sus planes para el establecimiento de un gobierno paralelo secreto, a nadie le quede la menor duda de que si el PAN es expulsado ignominiosamente del gobierno federal -por las buenas o por las malas- por un electorado iracundo y decepcionado (o por una segunda Revolución Mexicana al igual que como se hizo para acabar con el Porfiriato), los infiltrados Yunquistas y Tecos que hoy se proclaman como los más leales panistas serán mañana los primeros en abjurar de dicho partido ya en desgracia al estilo Fouché saliéndose en masa para irse a infiltrar a quienes queden en el poder en el lugar del PAN, jurándoles lealtad eterna y despotricando ferozmente en contra de un PAN ya en ruinas. Están más que listos y dispuestos para migrar en un éxodo masivo hacia el PRI e inclusive hacia un partido de izquierda como el Partido de la Revolución Democrática o el Partido del Trabajo si la situación así lo requiere y si así se los piden sus líderes encubiertos que les giran las directivas de acción desde las sombras. Es necesario tener siempre presente que el PAN original fundado por Manuel Gómez Morín desde sus inicios nunca fue muy apreciado por los Sinarquistas que encabezaba el ultraderechista Salvador Abascal -el cual jamás forjó alianza alguna entre la Unión Nacional Sinarquista con el PAN para enfrentar al PRI en los procesos electorales- como tampoco fue apreciado mucho por los ex-Cristeros de Colima y Jalisco precursores de los Tecos de la Autónoma de Guadalajara y demás adherentes de la fábula de “la gran conspiración judía masónica comunista”, los cuales consideraban al PAN como una derecha demasiado “blanda” que sólo veía por los intereses de los empresarios, como un simple partido político palero actuando como comparsa del entonces invencible PRI para sostener la ficción de una democracia simulada (esta antipatía les era correspondida por el PAN de antaño que veía el extremismo de estas agrupaciones con desconfianza, una desconfianza que terminó plenamente justificada por los sucesos posteriores que estamos viendo ahora). Y de hecho, las acciones iniciales de infiltración de las sociedades secretas de la ultraderecha mexicana estaban encaminadas no en contra del PAN sino en contra del PRI antes de la década de los ochentas por ser el partido político que tenía todo el poder concentrado en sus manos. Al PAN no le veían ninguna posibilidad ni esperanza de lograr nada y por lo tanto para ellos no valía la pena el tratar de infiltrarlo para apoderarse de él. Eran los tiempos en los que los que estaban dentro del PAN eran los panistas tradicionales de antes (bien lo dice el refrán, “nadie sabe para quién trabaja”). Fué sólo hasta la década de los ochentas cuando el PRI empezó a tambalearse tras los descalabros echeverristas y lopezportillistas que la ultraderecha vió la posibilidad de infiltrar al PAN para utilizarlo como instrumento para acceder primero a los gobiernos estatales y tras esto al poder federal. Lo que ocurrió en el año 2000 fue la culminación de esa estrategia. Sin embargo, los verdaderos ultraderechistas de hoy siguen detestando al PAN de Gómez Morín por las mismas razones de siempre, para ellos no es más que un instrumento para la consecución de un fin, y nada más.

Adoptando una actitud “políticamente correcta”, Salvador Borrego con cautela premeditada evita hablar mal durante la entrevista acerca del ex-candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador. Y es que que cualquiera así sea de la ultraderecha que vea la desastrosa situación en la que se encuentra México (una inseguridad nunca antes vista que tan sólo en Ciudad Juárez durante el año 2008 acumuló más de mil seiscientos ejecutados a manos del crimen organizado al terminar el año además de los centenares de ejecuciones llevadas a cabo en la más completa impunidad a lo largo y ancho de la República, una pérdida brutal de empleos bajo la cual se perdieron 327 mil 136 empleos formales tan sólo en el último mes del 2008 según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social manejados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, devaluación del peso en un 40 por ciento, desempleo, pérdida de confianza en las autoridades, crisis, etc.) no puede evitar el ponerse a pensar que tal vez con López Obrador como Presidente de México las cosas no podrían haber estado peor que como ya están ahora.

Repitiendo uno de sus argumentos favoritos para explicar su exclusión de muchos eventos y foros en donde no es bienvenido, Salvador Borrego enuncia que: “los comunistas tienen 100 tribunas, pero no quieren que el anticomunista, al que inmediatamente tachan de nazi o fascista, tenga un punto donde hablar”. Esto, desde luego, es otra de sus muchas fantasías que el reportero pudo haberle rebatido, absteniéndose de hacerlo quizá para no terminar convirtiendo la entrevista en una acalorada discusión. El Presidente norteamericano Ronald Reagan era decididamente anticomunista (es recordado por haber llamado a la hoy extinta Unión Soviética Evil Empire, “Imperio del Mal”), y sin embargo nadie lo tacha de nazi o fascista. La Primera Ministro británica Margaret Thatcher, la Dama de Hierro, también era decididamente anticomunista, y tampoco ha sido tachada por nadie de haber sido nazi o fascista. Lech Walesa, el héroe nacional de Polonia, también anticomunista, jamás ha sentido simpatía alguna hacia la locura Hitleriana que mancilló a su país con dos eventos catastróficos, el primero siendo la invasión Nazi a su país con la cual Hitler dividió a Polonia en dos regalándole la otra mitad al régimen bolchevique de Rusia sobre los cadáveres de los polacos aniquilados por las hordas Nazis, y el segundo la instalación de los campos de exterminio de Auschwitz en los cuales se consumaron los asesinatos de centenas de millares de seres humanos. Del mismo modo, el Senador norteamericano Barry Goldwater pese a haber sido un renombrado político conservador de Arizona cuya candidatura presidencial en 1964 fue incluso vista como un peligro por muchos norteamericanos para la estabilidad mundial jamás fué señalado por nadie de haber sido nazi o fascista. El caso del Senador Goldwater es especial por su postura decididamente conservadora de la cual jamás hubo duda alguna al grado de ser alabado en su momento en los círculos de la ultraderecha pese a que sabían perfectamente que Barry Goldwater tenía ascendencia judía. El mismo Spectator ha expresado reiteradamente las nulas simpatías que siente hacia el marxismo ortodoxo que pregona una economía bajo control absoluto del Estado como también sus lectores pueden dar fé de que Spectator lejos de ser nazi o fascista es precisamente todo lo contrario. Se puede ser anticomunista sin caer en los extremos burdos y estrafalarios del nazismo o del fascismo. Miente Salvador Borrego cuando afirma que el ser anticomunista pueda ser utilizado liberalmente como sinónimo de nazismo o fascismo.

Asumiendo su papel de víctima ante la remota posibilidad de que la venta de sus libros doctrinarios sea prohibida en México por el CONAPRED, algo que no ha ocurrido en medio siglo y que no inquieta ni causa preocupación alguna a las sociedades fascistas clandestinas en estos tiempos de escaneadoras y copiadoras de bajo costo, Salvador Borrego no parece haber tomado consciencia o no parece querer tomar consciencia del enorme daño que la diseminación de sus obras le está causando hoy al país, al igual que el ruso Serge Nilus cuyos fraudulentos Protocolos de los Sabios de Sión tuvieron indiscutiblemente una responsabilidad directa en la consumación del Holocausto, haciendo caer sobre sus manos la sangre de millones de seres humanos que terminaron perdiendo sus vidas a causa de la publicación de ese fraude literario. “Es que yo no sabía que iba a traer tales consecuencias” podría decirnos ahora Serge Nilus. ¿En verdad nunca pasó por la mente de estos tipos la posibilidad de las enormes tragedias que estaban desencadenando al dar rienda suelta a sus ridículas fantasías? De cualquier modo, tal vez Salvador Borrego sí esté consciente de una cosa: no hay absolutamente nada que pueda hacer para repararle a México el daño hecho. Si a estas alturas se retractara pidiendo perdón de rodillas a todos aquellos que pudieran haber sido perjudicados de alguna manera por lo que escribió, sus fanáticos simplemente proclamarían a su mentor como una víctima más de demencia senil, y continuarían usando sus obras sin hacerle caso.

Salvador Borrego lamenta que “al país lo ahoga la corrupción de la clase política”. Pero quienes tienen suficiente edad para recordarlo, saben de sobra que precisamente para acabar con “la corrupción de la clase política” el candidato presidencial del PAN Vicente Fox apoyado tras bambalinas por la ultraderecha encubierta estuvo repitiéndole a muchos mexicanos la importancia de “sacar al PRI de Los Pinos” sobre una lógica muy simplista: (1) Toda la corrupción deriva del PRI, (2) La derecha -y la ultraderecha encubierta- no son corruptas puesto que son honradas a carta cabal y sólo piden una oportunidad para demostrarlo, (3) Por lo tanto, si el PRI es “sacado de Los Pinos” la corrupción se acabará y México entrará en una utópica era de prosperidad. Pues bien, el pueblo de México apoyó a Vicente Fox creyéndole sus promesas de cambio y sacó al PRI de Los Pinos. ¿Y qué sucedió? La corrupción continuó igual o peor que antes, con un avorazado PAN -infiltrado por una igualmente avorazada ultraderecha- enquistándose definitivamente en el poder sin intención alguna de soltarlo jamás, sin intención alguna de “salir de Los Pinos”. ¿Entonces de qué sirvió sacar al PRI de Los Pinos? ¿De qué sirvió que Salvador Borrego prestara gustosamente su pluma para la creación de la propaganda ultraderechista que terminó creándole al país un ejército enemigo encubierto -el “ejército de Dios”- que se la ha pasado maquinando la implantación de una teocracia administrada terrenalmente por humanos muy mortales -y muy corruptos-?

La entrevista confirma algo importante que ya era del conocimiento público a raíz de varios trabajos diseminados en Internet en relación al ex Secretario de Gobernación Carlos Abascal del cual la ultraderecha mexicana ahora busca su canonización en Roma como Santo. Cuando Salvador Borrego afirma que “El papá, quien editó en tres ocasiones Derrota mundial, pensaba como yo respecto de la Segunda Guerra Mundial. El hijo, Carlos, pensaba igual”, se nos está confirmando directamente de boca de uno de los más importantes ideólogos del fascismo en México algo que muchos ya suponían o inclusive habían denunciado acerca de Carlos Abascal: su ultraderechismo nato aprendido directamente de su padre Salvador Abascal. En rigor de verdad, ésta fue precisamente la razón por la cual Vicente Fox puso a Carlos Abascal al mando de la Secretaría de Gobernación, la misma Secretaría que tiempo después pasaría a manos del calderonista Juan Camilo Mouriño Terrazo y en la cual estuvo al frente hasta que éste último perdió la vida en circunstancias extrañas justo después de que el Yunque le armara una “guerra” al intentar Juan Camilo Mouriño substraerse del control de la Organización Nacional del Yunque. ¿Todavía habrá con esto alguien que dude que Vicente Fox fue el más importante promotor encubierto de la causa de la ultraderecha de México aún sin pertenecer a sociedad secreta alguna? (Si Joaquín López-Dóriga, el actual jilguerillo desinformador de TELEVISA, hubiera sido tan inquisitivamente duro con Carlos Abascal en la entrevista que le hizo en su noticiero nocturno en junio del 2005 al poco tiempo de su designación como Secretario de Gobernación como lo fue con el candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador, remachando insistentemente sobre la formación y las convicciones ultraderechistas antisemitas neo-Nazis del hoy difunto Carlos Abascal, con la reciente confirmación del ultraderechismo de Abascal de boca de quien lo conoció a fondo al igual que a su padre en los círculos “ultras” de México Joaquín López-Dóriga podría estar encaminado en estos momentos a recibir un premio internacional de periodismo. Pero al plegarse a la línea editorial de TELEVISA cuidando mucho de no “ofender” a su invitado con preguntas “incómodas” -al estilo del incisivo Mike Wallace el cual por cierto tiene ascendencia judía-, López-Dóriga perdió para siempre una de esas oportunidades que sólo se presentan una vez en la vida de un periodista. En el pecado se lleva la penitencia.)

En la entrevista se nota cierto dejo de resentimiento y amargura en Salvador Borrego al verse rehuído por varios de sus entenados ideológicos que él contribuyó a procrear cuando estos llegaron a los más altos puestos del gobierno federal, tales como el ya mencionado Carlos Abascal quien ya como Secretario de Trabajo primero y como Secretario de Gobernación después lo rehuía y evitaba a toda costa ser visto junto a él en público sin mandarle ni siquiera una tarjeta de navidad en las temporadas decembrinas. Y es que Salvador Borrego no ha entendido o no quiere entender aún que ahora que prominentes ultraderechistas por fín tras una larga espera de varias décadas están consolidando en México el establecimiento de un gobierno paralelo secreto con fuerte raigambre fascista, lo que menos le conviene a los perpetradores de la conjura es ser ligados públicamente a uno de los más importantes “padres” de la ultraderecha mexicana, y menos aún cuando están en juego capitales que ascienden a miles de millones de dólares. Habría bastado una sola foto de Vicente Fox ya como Presidente de México o de algún miembro de su gabinete presidencial departiendo alegremente en un convivio en compañía de Salvador Borrego para que dicha foto le diera la vuelta al mundo poniendo en grave riesgo algo que a los “ahijados” de Salvador Borrego les ha llevado mucho tiempo y mucho esfuerzo construír. Sin lugar a dudas, los ultraderechistas le están mucho pero mucho muy agradecidos por todo lo que como propagandista del “nuevo orden” Salvador Borrego ha hecho por la causa de ellos, pero todo tiene un límite cuando se trata de preservar la misma vida de “la causa”, y para ciertas cosas el mismo Salvador Borrego sale sobrando (si algún Yunquista de línea dura como Manuel Espino pudiera ocupar la Presidencia de México, Salvador Borrego sería no sólo reconocido sino inclusive premiado con algún alto puesto como... ¿Secretario de Educación Pública?... por sus “contribuciones” a la Historia de México, siguiéndole los pasos a José Vasconcelos), pero en estos momentos esto no se antoja posible y menos cuando la magnitud de la conjura de la ultraderecha se está dando a conocer en todo México e inclusive en otros países ya están tomando nota de ella.

Al escuchar a Salvador Borrego, es fácil dejarse seducir por la lógica truculenta de sus argumentos con la que revuelve cosas ciertas con cosas falsas, cayendo en su trampa. Este es un distintivo de todos los gurús y santones de estas enajenantes sectas. Si no fuera así, no existirían en México ni los Tecos ni la Organización Nacional del Yunque, como tampoco existiría la Iglesia de Cienciología ni habría culto alguno a “la Santísima Muerte”. Resistir un asalto mental de esta naturaleza generalmente requiere de una preparación mental previa. Spectator desde luego es inmune a estos asaltos porque conoce de sobra todas las artimañas, todos los agujeros y todas las falsedades de la ideología. Desafortunadamente, no todos están equipados con estas defensas capaces de convertir al cerebro en una fortaleza inexpulgable, lo cual convierte la tarea de rescatar a quienes han caído en la trampa en una labor de titanes.

Hemos visto algunos de los puntos relevantes de la entrevista. Pero todas las observaciones anteriores no se pueden comparar con la lectura del artículo original que documenta la trascendental entrevista. En previsión del agotamiento de la edición de la revista en la cual apareció tan importante reportaje, y para beneficio de sus miles de lectores a los que no les sea posible obtener un ejemplar de dicha revista una vez agotada, sobre todo aquellos fuera de México en Centroamérica y en Sudamérica así como en España, Spectator reproducirá a continuación aquí mismo íntegramente y sin modificación alguna el reportaje al que se ha estado aludiendo:

Vigente, la “derrota mundial”
Álvaro Delgado
Revista PROCESO número 1678
28 de diciembre del 2008

A los 93 años, Salvador Borrego, el autor de la célebre Derrota mundial y otra treintena de libros, lamenta el veto de que fue objeto en la FIL de Guadalajara y dice estar preparado para que sus obras sean prohibidas. Anticomunista, no se asume como derechista ni como antisemita, aunque sabe que sus libros inspiraron a los movimientos de El Yunque y los Tecos. La derecha en México, asegura, la conforman el PAN, el PRI, los banqueros y el Banco de México, que depende de Wall Street...

Más de medio siglo después de haber sido puesto en circulación, en plena Guerra Fría, el libro Derrota mundial, emblemático en México del fervor por el nacionalsocialismo de Adolfo Hitler y del repudio al sionismo, sigue ejerciendo una rara fascinación en lectores que no se agotan.

Salvador Borrego, su autor, asegura que proliferan los jóvenes que buscan leer la obra, editada por vez primera en 1953, porque encuentran explicaciones sobre los “contenidos ideológicos y raciales” que produjo la Segunda Guerra Mundial.

-¿Esos “contenidos” son vigentes?

-Sí, vigentes todavía. (¿?)

-La conspiración judeo-masónica-comunista, que usted describe, para muchos ya no tiene ningún sentido...

-Pero para otros sí. Viene el sospechosismo de mucha gente que se pregunta: “¿Por qué todavía siguen atacando a Hitler si murió hace más de 50 años?”.

-Dicen que para que no se repita el Holocausto, el exterminio de 6 millones de judíos...

-Pues sí, eso es mantener viva todavía la memoria de aquéllos. Hablar tanto del Holocausto ayuda, también, a mantener vivo a Hitler.

Al borde de los 94 años de edad, Borrego explica, con entusiasmo, la paradoja: “Hitler dijo: 'Mi espíritu se levantará de mi tumba y verán que yo tenía razón'. Pues tal vez si hubiera tenido tumba y no lo hubieran atacado, ya habría desaparecido, pero lo siguen atacando. No tiene tumba y, sin embargo, se levanta su espíritu. Se levanta para que lo ataquen, pero se levanta”.

-¿No hay entonces un declive del nacionalsocialismo?

-Para haber pasado tanto tiempo, y habiendo tantas películas en contra, tantos libros en contra y tantas conferencias en contra, me parece que todavía es muy fuerte la influencia del nacionalsocialismo.

En México, asegura, hay numerosos prosélitos de la ideología de Hitler, aunque “nadie se asume como simpatizante. La inmensa mayoría, aunque simpatice, no se atreve a expresarlo, porque políticamente es incorrecto. Hay simpatizantes, pero ocultos”.

-¿Es un número importante?

-Creo que sí es importante, relativamente hablando. Podemos hablar de 50 mil, pero si hacemos una convocatoria para reunirnos, no se juntan ni 50.

Entre éstos, expone, se encuentran legiones de militantes del Partido Acción Nacional (PAN), de quienes ha sido -a través de sus libros- un mentor ideológico.

“En el PAN hay mucha gente muy bien intencionada, muy buena, pero se cuidan. Por ejemplo, Carlos Abascal. Yo fui muy amigo de su papá (Salvador Abascal), quien tres horas antes de morir me encargó que le corrigiera el último artículo que él hizo para La hoja de combate. Éramos muy amigos y, aunque no coincidíamos en todo, nos respetábamos.”

Sin embargo, recuerda Borrego, cuando Carlos Abascal fue nombrado por Vicente Fox secretario del Trabajo, en 2000, cambió: “Ya no me conocía, y cuando llegó a Gobernación tampoco. Yo le mandé un saludo y no me lo contestó”.

El viejo periodista, quien como redactor de la sección internacional de Últimas Noticias del diario Excélsior concibió su primer libro, se encoge de hombros: “La gente tiene que cambiar de acuerdo con las circunstancias. Como ese ejemplo, hay otros menores. Estoy poniendo uno muy conocido”.

-¿Esperaba usted gratitud?

-No, tampoco. El papá, quien editó en tres ocasiones Derrota mundial, pensaba como yo respecto de la Segunda Guerra Mundial. El hijo, Carlos, pensaba igual, pero cuando llegó al gobierno dentro del PAN tenía que proceder de otro modo. Yo así lo entendí. Ya no podía yo esperar que actuara del mismo modo en que había actuado antes. Ya pertenecía a un partido y a un gobierno.

-¿Y de Felipe Calderón ha recibido alguna atención?

-No.

Censura “judía” en la FIL

Salvador Borrego, nacido en abril de 1915, era un personaje de la derecha desde que puso en circulación Derrota mundial, concebido mientras recibía los cables que llegaban de Europa antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Tardó tres lustros en la investigación y dos en escribirlo. La edición inicial constó de 2 mil ejemplares. “Hubo dos años en que vendí 10 mil ejemplares, a partir de 1965”. Justo ese año salió de Excélsior y, también en 1965, sobrevino la ruptura entre El Yunque y los Tecos, las dos sociedades secretas que nacieron para defender a la civilización occidental de la “conspiración judeo masónica comunista” que describe Borrego. (Spectator tiene algo que decir acerca de esta ruptura Yunque-Tecos en el trabajo Contacto en Puebla, un cisma con el cual los Yunquistas poblanos ingenuamente creyeron que se podrían desligar del control y la influencia ejercida por quienes a fin de cuentas fueron sus maestros y son los maestros consumados de la infiltración, la simulación, la mentira, el engaño y la traición, artífices y perfeccionadores de la táctica de infiltración de sociedades secretas como el Yunque a manos de un parásito más ultrasecreto aún).

Pero él asegura que jamás supo de la organización secreta de los Tecos, que fundó su amigo Carlos Cuesta Gallardo en la UAG, ni de El Yunque que nació en Puebla (¿?): “Sabía yo que tenían reuniones, si no secretas, sí íntimas, y que no iba público ahí, pero no llegué a identificar la palabra Yunque”. (¿¿¿¿????)

-¿Conoció a Ramón Plata Moreno, fundador de El Yunque?

-Sí, lo conocí cuando fui director de El Sol de Puebla. Él fue una vez a saludarme y ahí lo conocí. Sé que hubo luego un rompimiento por cuestiones religiosas, y hasta ahí.

Como director del periódico Tribuna de Monterrey, de la cadena García Valseca, y después en su fugaz paso por El Heraldo de México, Borrego tuvo estrecha relación con Luis Felipe Coello, el primer presidente del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), organismo de fachada de El Yunque, pero insiste en que jamás supo de éste. (¿¿¿¿????)

“Sabía que había algo de reserva, pero no llegué a pensar que hubiera un secreto político con vistas al futuro.” (¿¿¿¿????)

Salvador Borrego Escalante luce macizo. Su aún espigada y delgada figura, de invariable atuendo formal, deambula por la colonia Juárez, donde vive en el tercer piso de un viejo edificio de Lisboa, una de las calles de ese barrio porfiriano venido a menos.

Ahí recibe al reportero, la tarde del jueves 18 de diciembre, para hablar de la censura que padeció en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el sábado 6, donde hablaría sobre el trato que tuvo la población alemana en la Segunda Guerra Mundial (¿bajo Hitler?), mientras que otro de los invitados, el español Pedro Varela -propietario de la librería Europa, lugar de reunión de los neonazis españoles-, disertaría sobre el Holocausto.

Ediciones Ojeda, de España, había rentado el espacio, mediante un contrato, donde se impartiría la charla y se exhibirían los libros que edita, entre ellos los de Joaquín Bochaca, autor de La nueva inquisición 1945-2008, y David Duke:



, excongresista estadunidense que escribió Supremacismo judío / El poder judío en la sombra.

Pero repentinamente, por supuestas razones de seguridad, el sitio fue clausurado: “Ya no pudimos entrar. Antes habían ido unos comunistas y unos judíos a retirar de la FIL un libro de Mi lucha, porque los derechos de ese libro de Hitler los tiene Alemania, lo que es cierto, pero eran sólo una muestra” (¿muestra?).

-¿La cancelación fue decisión de las autoridades de la FIL?

-De la FIL, sí. Atendiendo a presiones de equis gente (¿?), dijeron que no había seguridad y decidieron clausurarlo.

Jacobo Zabludovsky se ocupó brevemente de este episodio, en su columna Bucareli de El Universal, del lunes 8, en la que comenta que la muerte de Abascal coincidió “con la aparición de signos ominosos de un robustecimiento de las agresiones antijudías en México y el mundo”.

Entre esos “signos ominosos” en México, Zabludovsky incluyó la distribución y venta en la FIL de libros como Los protocolos de los sabios de Sión; El judío internacional, de Henry Ford, y Derrota mundial, y en seguida aportó datos sobre la censura denunciada por Borrego:

“El jueves, una representante de la Comunidad Israelita de México habló con la señora Nuria Macías, directora de la FIL, quien ordenó retirarlos por incitar al odio y la violencia racial. El sábado estaba anunciada una presentación personal de Salvador Borrego para vender su libro. No se le permitió hacerlo en las instalaciones de la FIL, pero buscaba un local cercano.”

Así ocurrió, en efecto, dice Borrego, porque una vez cancelada la conferencia en las instalaciones de la FIL, ésta se celebró en un hotel próximo, con un nutrido público. “La gente se fue enterando y se presentaron 210 personas”.

-¿Cómo valora esa acción de la FIL?

-Me parece muy lógico, porque los comunistas tienen 100 tribunas, pero no quieren que el anticomunista, al que inmediatamente tachan de nazi o de fascista, tenga un punto donde hablar. No es democrático, pero están en su papel.

-Es paradójico que una feria del libro vete un libro.

-Sí, y que vete inclusive hablar.

Pero esa es la tendencia en el mundo, afirma, y se quiere instaurar en México como delito de opinión. “Hay una presión muy fuerte para hacer dogmas y cuidar que nadie discuta ese dogma”, insiste y refiere que la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) pretende terminar con el antisemitismo.

“Y ahí me meten a mí. Pueden llegar a prohibir mis libros y luego confiscármelos. De hecho, estoy preparado para eso. Es como una fatalidad, porque ¿cómo lo puedo evitar?”

-Diciendo que no puede atentarse contra la libertad de pensamiento...

-¡No, no! ¿Eso dónde me lo publican?

“PAN y PRI, la derecha”

En la sala de su casa, que usa además como oficina, Borrego dispuso en las paredes altares con imágenes de santos iluminadas por veladoras, junto a unas viejas espadas ya ennegrecidas. En el piso hay dispersas cajas de plástico y se levantan alteros de pacas envueltas en papel con la inscripción -a mano- de cada uno de los títulos de sus más de 30 libros, cuya temática en general es el pensamiento nacionalsocialista.

Autor también de Pintor, soldado, führer, una semblanza de Hitler, y de Waffen / ¿Criminales y soldados?, libro sobre el grupo de élite de la milicia alemana, Borrego no oculta su simpatía por la ideología nazi, pero niega ser antisemita: “Distingo muy bien entre una raza y un movimiento político”. (¿¿¿¿????)

Explica: “El movimiento político quiere lograr el dominio mundial, y ese movimiento político, creo yo, debe ser denunciado, pero no asesinado. La raza es otra cosa. Si alguien del extranjero ataca a México porque el PRI dominó muchos años en México y robó, bueno, fue el PRI, pero no los mexicanos en general”.

-Y, sin embargo, a usted se le atribuye antisemitismo...

-Sí... ¿Y cómo puedo demostrar otra cosa? Sólo ellos hablan, yo no tengo tribuna.

Borrego no oculta su pesimismo sobre México: “pierde soberanía, pedazo a pedazo, ante Estados Unidos”. Al país -asegura- lo ahoga la corrupción de la clase política: “Cada funcionario mete la mano al erario y saca lo que quiere. Diputados, senadores, gobernadores, alcaldes, regidores, directores, secretarios, todos. ¡Es un despilfarro espantoso!”.

-¿Es el principal problema de México?

-Sí, la corrupción hasta la médula. En 1933, cuando repercutió en México la crisis de 1929-1930 de Estados Unidos, aquí se bajaron los sueldos 20% los gobiernos federal, estatales y municipales, y salimos adelante. Ahora Felipe Calderón no tiene fuerza para hacer algo igual. Al comenzar su gobierno emitió un decreto para bajarse 10% el sueldo, pero nadie más le hizo caso.

Por eso advierte que de Calderón no espera nada: “No creo que pueda hacer gran cosa. Está empantanado en una guerra ajena. Estados Unidos no tiene interés en acabar con el narcotráfico y nosotros estamos poniendo los muertos”. (La frase “México pone los muertos y Estados Unidos pone los consumidores” es precisamente del mismo Felipe Calderón de quien Salvador Borrego no espera nada. La pronunció a finales de mayo del 2008. Salvador Borrego siempre ha sido muy bueno para fusilarse y piratear ideas y frases ajenas de otros a quienes nunca les ha dado crédito alguno y a los cuales inclusive ataca).

Hasta no hace mucho, Borrego simpatizaba con el PAN: “Yo también creí en Fox. Voté por él porque pensé que iba a hacer algo, pero quedé decepcionado de él y del PAN”.

-¿Votó por Calderón en 2006?

-No, en 2006 ya no voté.

Aquejado de enfermedades por la edad, que no lo paralizan, Borrego no se asume como derechista, aunque subraya su talante anticomunista. Eso sí, identifica al PAN, al PRI “y desde luego a El Yunque” como la derecha hegemónica en México.

“PRI y PAN son la misma cosa”, subraya y alude a su libro México traicionado / 40 años de saqueo y despilfarro. “Se han podido completar los 40 años con el PAN. No se le puede echar la culpa solamente al PRI”.

-Y aparte del PAN y del PRI, ¿qué otros sectores son la derecha?

-Los banqueros, los que manejan la economía y el Banco de México, que ya no es de México, sino que ahora está monitoreado desde Nueva York. El núcleo de derecha lo veo yo situado en Wall Street, y los de derecha en México dependen de allá.

-¿Subordinados?

-Efectivamente.

Borrego no ve opción en México -“por lo menos no se ve en un futuro inmediato”-, menos aún mientras siga el “maridaje” PAN-PRI. “¡Están completamente unidos, por debajo de la mesa, pero son la misma cosa!”.

-¿Y qué representa el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador?

-Puede ser un poco contra el PRI-PAN en la capa electoral, porque yo creo que si llegara al poder López Obrador tendría que hacer lo que están haciendo el PRI y el PAN. Estaría bajo la fuerza superior de Wall Street.

-¿La subordinación como una fatalidad?

-Sí, casi como una fatalidad, cuando menos por ahora...

La Comunidad Israelita de México, obviamente preocupada por la expansión del neo-Nazismo encubierto en México desde el año en que el infiltradísimo Partido Acción Nacional tomó las riendas del poder federal en el año 2000, parece haber expresado sus preocupaciones a los organizadores de la Feria Internacional del Libro 2008 en la cual se le cancelaron a Salvador Borrego sus presentaciones que pretendía llevar a cabo. Sin embargo, si el objetivo de estos esfuerzos es impedir que la derecha ultraconservadora hispanoamericana inspirada en la estrafalaria tesis de “la gran conspiración judía masónica comunista” se pueda convertir en una grave y terrible amenaza capaz de detonar a mediano plazo una enorme tragedia nacional, estos esfuerzos llegan demasiado tarde; y para darse cuenta de ello sólo basta ver quién es el actual Gobernador de Jalisco y quiénes son los que están detrás de él, sólo basta ver quién es el actual Gobernador de Guanajuato, sólo basta ver quién es en estos momentos el Secretario Particular de la Presidencia de México, sólo basta ver quién es el actual presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América el cual ya advirtió sobre sus intenciones de usar al PAN para poder llegar al Congreso de la Unión ocupando una curul en donde tenga voz y voto sobre asuntos que atañen y afectan a todos los mexicanos, sólo basta ver el enorme potencial de recursos logísticos, humanos y económicos amasado por quienes desde la ciudad de Guadalajara encabezan una terrible conjura para continuar con el establecimiento de un gobierno paralelo secreto y que en éste próximo mes de junio están por graduar una nueva hornada de profesionistas neo-Nazis endurecidos en el más feroz antisemitismo que podamos imaginar, dispuestos a continuar la obra expansiva del neo-Nazismo con una lealtad y una obediencia ciega equiparable en todos respectos a la mostrada por las SS de Hitler. Sólo basta repasar los extremos a los que llegaron para impedir a toda costa que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador -quien llevaba una amplia delantera en las encuestas y el cual jamás ha tenido simpatía alguna hacia los ultraderechistas- pudiera estar gobernando hoy a México como su Presidente.

El tiempo para bloquear la propaganda neo-Nazi y la conjura nacional promovida al amparo de las tinieblas desde un campus universitario en la ciudad de Guadalajara ya pasó, y las consecuencias de ello están a la vista de todos los mexicanos. La única opción efectiva que queda ahora es hacerles frente tomando el toro por los cuernos denunciándolos ante todos los mexicanos y ante el mundo entero como lo que realmente son antes de que puedan consumar a plenitud su locura. Sólo el conocimiento preciso de lo que son y lo que los mueve permitirá desmantelarles su plan siniestro e inclusive su sede de operaciones, y en esta dura tarea los intentos de censura sólo pueden resultar contraproducentes. Como puede verse en la lectura del artículo, Salvador Borrego no pierde la oportunidad para llevar inmerecidamente agua a su molino denunciando la “prohibición” de sus libros en la Feria Internacional del Libro 2008 como “una prueba más” de “la gran conspiración judía masónica comunista”.

De hecho, si la Comunidad Israelita de México realmente quiere hacerse un enorme favor a sí misma, en lugar de perder el tiempo tratando de limitar la venta y circulación de los materiales de Salvador Borrego -un ejercicio de censura por demás inútil que no sólo no dará resultados a mediano o largo plazo sino que en forma contraproducente será utilizado con fines propagandísticos por los ultraderechistas de México- podría hacer algo mucho más efectivo: confrontarlo cara a cara organizando una conferencia magna invitando a Salvador Borrego a exponer sus “verdades” ante una tribuna israelita seguida de una sesión obligada de preguntas y respuestas, con la presencia de miembros distinguidos de la prensa y las medidas apropiadas de seguridad para impedir que la conferencia pueda ser saboteada por simpatizantes de Salvador Borrego llegados de Guadalajara o del mismo Distrito Federal, dejando a Salvador Borrego hablar a sus anchas y aguantando las ganas de interrumpirlo. Naturalmente, en dicha conferencia magna no sólo estaría presente Salvador Borrego, estarían presentes también algunos de los mejores académicos e historiadores judíos de los que se pueda echar mano armados no con pistolas sino con sus computadoras portátiles, y al hablar acerca de expertos en el tema no estamos hablando de amateurs sino de verdaderos profesionales en la materia con una memoria tan precisa e impecable como se pueda esperar de un académico distinguido que idealmente deberá poseer un grado de Doctorado o por lo menos una bien ganada reputación como analista objetivo e imparcial. Idealmente, también estarían presentes algunos de los sobrevivientes de los campos de concentración Nazis relacionados con ese Holocausto que Salvador Borrego insiste en negar. La invitación a Salvador Borrego a un evento de esta naturaleza tiene que ser hecha pública con bastante antelación porque si declina la oferta que se le hace para ser escuchado -y rebatido- en un foro público ello no sólo será una prueba contundente de su cobardía sino la evidencia irrebatible e irrefutable de que toda la ideología de la ultraderecha descansa sobre arenas movedizas. Esta sería la oportunidad dorada de Salvador Borrego para tratar de reivindicarse a sí mismo y sus estrafalarias teorías... o terminar de hundirse. Pero más vale que se apuren, porque dada la avanzada edad del senil Salvador Borrego si dejan pasar mucho tiempo todo lo que quedará de él será un cuerpo tan putrefacto como las tesis que dicho cadáver expuso y escribió en vida. Los que quieran rebatirlo en persona tiene una cosa a su favor: Salvador Borrego sigue siendo el mismo de siempre desde que escribió su magnum opus Derrota mundial, no ha cambiado en nada porque sus arterioesclerosadas neuronas cerebrales le han impedido aprender cosas nuevas que lo pudieran haber hecho cambiar de opinión. Todavía sigue creyendo que el demócrata ruso Alejandro Kerensky era un judío que se hacía pasar por anticomunista para “sabotear secretamente” durante su exilio en Francia y en los Estados Unidos los esfuerzos de “los auténticos anticomunistas”. Todavía sigue creyendo que Albert Speer jamás habló mal de Hitler. No está dispuesto a retractarse de nada de lo que ha dicho o escrito aún confrontado con pruebas documentales sólidas que lo desmientan. Ha sido incapaz de evolucionar y está atrapado mentalmente en otra época que ya caducó, aferrado como una mula a creencias y mitos que hoy sólo provocan risa o lástima cuando no enojo o ira o, en el peor de los casos, fanatismo irracional y ciego. Este siempre ha sido y sigue siendo su talón de Aquiles que se llevará consigo hasta su sepulcro.

Si no es la intención de Salvador Borrego el lucrar con el fanatismo, Spectator invita a Salvador Borrego a subir todas sus obras y materiales a Internet -en donde todavía no se ejerce censura alguna- poniéndolos gratuitamente a la disposición de la comunidad mundial de Nazis, neo-Nazis, fascistas, neo-fascistas, ultraconservadores y demás fauna que le es afín, lo cual le permitirá además estar haciendo sus “actualizaciones” para estar poniendo su obra propagandística al día cada vez que se le caigan al suelo sus “profecías” (como ocurrió con la desintegración del bloque soviético que lo obligó a elaborar una nueva edición poniéndole el logo mercadotécnico “Se unificaron 2 brazos de la Revolución”, la Revolución mundial marxista profetizada tan fallidamente en las ediciones anteriores). Y si tiene dificultades técnicas para emprender esta tarea, ya sabe a dónde ir en la ciudad de Guadalajara para que con el mayor entusiasmo del mundo los encargados del Centro de Cómputo lo ayuden gratuitamente en tal proyecto; será un verdadero honor para ellos el ponerse al servicio de su mentor supremo (el otro que tenían, “Traian Romanescu”, es ya un residuo mortal que debe estarle haciendo compañía a Hitler en el lugar en donde se ha de encontrar Hitler en estos momentos). Sin embargo, Salvador Borrego debe tener en cuenta de que una vez subida la obra de toda su vida a Internet ésta podrá ser (y seguramente será) diseccionada y dinamitada por los académicos e historiadores del mundo entero ansiosos por estudiarlo a fondo para documentarle sus falsedades e invenciones, las cuales son muchas; puede anticipar que será torpedeado inmisericordemente por medio de las mentiras de su propaganda con la cual construyó su lamentable legado.

La entrevista habría sido mucho más interesante aún si Salvador Borrego hubiese revelado por fin la fuente secreta de su financiamiento que posibilitó la publicación, edición e impresión del primer tiraje costoso de dos mil ejemplares de la máxima apología que se ha elaborado en Latinoamérica del Nazismo Hitleriano: Derrota Mundial. Pero esto sería tanto como pedirle reconocer también los orígenes ocultos de las sociedades secretas de las que Salvador Borrego insiste en no saber “nada” y que lo adoran tanto como los Nazis en su momento adoraron a Julius Streicher.

Es muy posible que el reportero que llevó a cabo la entrevista le haya formulado otras preguntas interesantes a Salvador Borrego que éste declinó en contestar (lo cual estaría de acuerdo con el comportamiento de Salvador Borrego en el pasado cuando se le han formulado preguntas comprometedoras que lo han puesto en duros aprietos). Desafortunadamente, este ya es material que por las limitaciones de espacio ya no aparece publicado porque lo que se publica en los medios de circulación nacional es algo para lo cual -generalmente hablando- se han obtenido respuestas concretas y no aquello en lo cual lo único que se han obtenido son evasivas y silencio, lo cual es una lástima porque en muchas ocasiones los temas que el entrevistado evita responder proporciona tanta información sobre lo que está escondiendo como aquello a lo cual dá respuesta.

Pese a su acendrado fanatismo pro-Hitleriano y las toneladas de basura ideológica que ha producido, Salvador Borrego jamás en su vida ha sido víctima de algún atentado u objeto de una bien merecida paliza de parte de cualquiera de los miles a quienes ha difamado y calumniado ya sea directa o indirectamente y a quienes acusa de ser perpetradores y cómplices de “la gran conspiración judía masónica comunista”. En contraste, los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara con quienes siempre ha mantenido un amasiato de fanatismo e intereses jamás se han tentado el corazón para derramar la sangre de supuestos “comunistas encubiertos” o para enviar a sus supuestos enemigos a su sepulcro. Esto, por sí solo, nos grita con mil voces a los cuatro vientos quién es el verdadero peligro para México.

Es afortunado que los cientos de miles que han sido difamados y calumniados por Salvador Borrego le hayan respetado su integridad física sin tocarle un solo pelo dejándolo vivir hasta la avanzada edad de 93 años justo para que vea la destrucción total de su obra con la exposición documentada de las falsedades sobre las cuales está edificada, lo cual seguramente es un castigo mil veces peor que una muerte rápida. De cualquier modo, si el shock de verse desacreditado y expuesto al final de su jornada es algo que pueda llevar a Salvador Borrego a atentar en contra de su propia vida imitando el cobarde escapismo de Hitler, Himmler y Goebbels, Spectator no tendrá inconveniente alguno en proporcionarle la soga para que haga su propia horca y ponga fin por su propia mano a su inútil existencia que sólo sirvió para dejar las cosas peor que como ya estaban antes de su breve paso por este mundo. Puede usar para ello la misma justificación que él mismo le ha dado al suicidio de Hitler. Y lo mismo aplica para los amos supremos de la sociedad Tecos y sus acólitos de la Organización Nacional del Yunque.

La entrevista hecha a Salvador Borrego publicada por la revista PROCESO en diciembre del 2008 está destinada a ser material de lectura obligada para todos aquellos interesados en estudiar seriamente y a fondo el extravagante fenómeno de la extrema derecha de México y de todos aquellos ansiosos por entender lo que está sucediendo a lo largo y ancho del país desde que la derecha tomó las riendas del gobierno federal en el año 2000 montada sobre el corcel de la extrema derecha que ahora va por todo.